Hace unos días nació Noemí, mi segunda hija y la tercera en la lista de mis retoños. Es indescriptible la emoción de saludarle, ver su carita hermosa y decirle "hola, bienvenida aquí". Hace un año despedí a mi padre, que tomó el camino de toda la tierra.
De repente me encuentro con viejos amigos y me emociona el poder verles, conversar y estar con ellos. A veces nos tenemos que despedir para continuar con nuestras vidas e irremediablemente les extraño.
El sentimiento de distancia y separación trae nostalgia, que sólo puede vencerse con la alegría de vernos nuevamente.
Hola:
ResponderBorrarTienes razón. Yo también te extraño mucho después de cada despedida.