U2, la Esfera y Las Vegas
Bono está cansado o el temor de U2 de ofrecer el mejor concierto de rock de su historia.
“Elvis durmió aquí” dice un letrero sobre Las Vegas Blvd., en el centro de la ciudad, que apunta hacia un hotel que seguramente habrá visto días mejores, porque si Elvis durmió por aquí es probable que no se veía tan feo y decadente como se ve ahora.
En la imaginación de muchos, Las Vegas era ese lugar donde los cantantes y las bandas se iban a retirar, a pasar sus últimos días, a apagarse. Como esos animales que heridos de muerte o presintiendo el final de sus días, se alejan de la manada a morir en la soledad. Aquellos que antes habían gozado de fama y fortuna, que habían llenado estadios y arenas, ahora pasaban sus últimos días actuando para un público ecléctico que venía a Las Vegas a verlos, más como un acto de curiosidad, para atestiguar su lenta agonía.
Por eso cuando nos enteramos de que U2 tendría una “residencia” en Las Vegas se encendieron las alarmas: ¿ya no volverán a hacer una gira? ¿ya se van a jubilar? Sobre todo, considerando que algunas de las más famosas residencias han durado años.
Después de ver a Bono el sábado pasado, no sólo aumentó el temor de que no habrá más giras, sino que tampoco van a durar mucho en The Sphere. Bono está cansado y no se ve que esté dispuesto a hacer este show por mucho tiempo.
Aunque The Edge y Adam Clayton hacen su mejor esfuerzo, Bono, que antes era la energía de la banda, el de los discursos para salvar al mundo, el de las improvisaciones, el de los covers, ahora se nota agotado, aburrido, lento, por momentos parece que sólo quiere que la canción se acabe, que el show termine.
Eso también hace que en ocasiones The Sphere, con su impresionante domo de HD, les robe el show, que sea más importante que U2. Eso debería ser algo difícil de manejar para un cantante mesiánico como Hewson, pero parece que ya no le importa.
El baterista emergente hace su mejor esfuerzo, pero obviamente no está al mismo nivel ni posee la misma mística. Aunque el público es benévolo y le da la bienvenida a la familia, queda claro que Bram Van den Berg no es Larry Müllen Jr.
El venue por sí mismo te deja sin aliento: los gráficos, la sincronización y el concepto de este tour es simplemente magnífico, como todas las ejecuciones a las que nos tiene acostumbrados el equipo de ingenieros que acompaña a U2 en sus giras. Sin embargo, todo el potencial de The Sphere se utiliza más o menos el 50% del concierto. La otra mitad del tiempo vemos a la banda tocando sus canciones normal, montada en el escenario minimalista -que también es una pantalla- creado a partir del concepto del tornamesa de Brian Eno. Paréntesis: dudamos que tendría una aplicación práctica esa atmósfera “conceptual” de luz y sonido -peculiar por decir lo menos- que nos recetó Eno en el Anahuacalli de la Ciudad de México hace varios años. De haber sabido que nos estaba preparando para U2-UV le hubiéramos puesto más atención.
Las canciones del Achtung Baby siguen sonando, hay momentos mágicos y melancólicos con WGRYWH y So cruel, no en balde han transcurrido 30 años desde que esta música se incorporó al soundtrack de la película de nuestras vidas.
Sin embargo, las ejecuciones de U2 suenan más a compromiso, sobre todo si lo comparamos con las extraordinarias entregas de EBTTRT en la gira 360º o The fly en la gira Elevation. Así que está uno con ese deseo del momento magistral que no llega cuando de repente la banda se detiene y sin empacho Bono dice: "bueno ¿saben qué? ahora les vamos a tocar unas canciones del Rattle & Hum".
¿Quéee? Paradójicamente el Rattle & Hum fue el álbum del que se querían despegar cuando sacaron AB hace 30 años. ¡¿Por qué mirar hacia atrás y recetarnos una lista de canciones con guitarra acústica cuando estamos en The Sphere?! Muchos pensamos que muchas canciones de Zooropa hubieran lucido estupendas en esta ocasión, pero no. La banda está en la mejor catedral para conciertos de rock que jamás se haya construido y entran en ella, pero mirando hacia atrás.
Como es ya una tradición en todos los conciertos, la banda tocó nuevamente Pride, Where the streets, etc. Hay canciones que hubieran sido excelentes selecciones para The Sphere: The blackout; Daddy’s gonna pay; City of blinding lights; Original of species; The miracle of Joey Ramone; etc. U2 tuvo miedo de ofrecer el mejor concierto de rock de su historia.
Parece que la única canción que le entusiasma cantar a Bono su más reciente: Atomic City, que desde el principio nos sonaba a post punk o pre new wave; y que el coro evocaba Call me de Blondie. Después supimos que Debbie Harry aparece en los créditos.
El concierto sigue con momentos mágicos que aprovechan la pantalla envolvente de The Sphere y que lo dejan a uno pegado a la butaca con los sentidos en éxtasis. Pero fuera de esos momentos, el concierto transcurre con prisa, se acaba y uno se queda con la sensación de que esta vez no hubo esa conexión que antes había.
Tal vez es la falta de baterista, tal vez Bono está deprimido, tal vez es el público que no responde. Ese público, boomers y x’ers, con alta solvencia económica: algunos de mis compañeros han visto el concierto dos veces ya. Gente de todo el mundo hablando todos los idiomas irreconocibles y los familiares como el francés, italiano y japonés. Pero igualmente molesto e incómodo la cantidad de personas que abandonan su lugar para ir a comprar algo de tomar o de comer o para ir al baño, después de todo, la mayoría de los asistentes ya somos casi adultos mayores.
El concierto se acaba. Finalmente, Louis Armstrong nos recuerda lo maravilloso que es el mundo, con sus animales, los colores del arcoíris, el cielo azul y las amistades que nos saludan con una sonrisa. Es verdad, Louis no menciona a bandas de rock irlandesas ni esferas hi tech.
Es por ello por lo que quizás el siguiente show de U2 será a la antigüita, sin depender tanto de la tecnología y dejándonos ver el talento que los ha llevado a ser las super estrellas que antes iban por el mundo a cantar para sus fans, y ahora son capaces de hacer que sus fans vengan de todo el mundo, a Las Vegas, a verlos tocar.
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