jueves, 9 de julio de 2020

Depresión y neumonía

“No me quiero morir”. Por un momento me quedé petrificado. Me asustó escuchar mis pensamientos. No era la primera vez que nos veíamos las caras, pero esta vez, a diferencia de otros momentos en mi vida, no me sentía con todas las de ganar. La Muerte no llega de manera inesperada. Cuando te das cuenta ya se instaló y está sentada a los pies de tu cama. Contemplándote. Seguramente también se hace preguntas respecto a si serás tú la persona indicada y obviamente duda si valdrá la pena el esfuerzo de llevarte.

“No estoy listo”. Mi mirada empañada se perdía en el gris oscuro del cielo que empezaba a dejar caer su lluvia y sólo aumentaba a mi depresión y tristeza. El problema es que mi “condición” emocional se hace más evidente en momentos como este, cuando víctima del nuevo virus, mi cuerpo sucumbe, débil, vulnerable, incapaz de hacer lo que quiero. Lo peor es que las dolencias del cuerpo se combinan con las del corazón. De pronto el dolor del pecho y la incapacidad para recuperar el aliento dejan de ser síntomas y se vuelven causas.

“Ya he estado aquí”, me repetía buscando consuelo. Como suele suceder con quienes sufrimos depresión, la naturaleza temporal de cualquier padecimiento siempre brinda esperanza, aunque esa sea la última fuente de esperanza.

Sobrellevar -es un decir- esta enfermedad no ha sido sencillo. Pero ¿para quién lo es?


2 comentarios:

  1. ❤️❤️❤️❤️ lo mejor es que todo ya está pasando y la vida nos sonríe.

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  2. Amigo te abrazo!! Siempre

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