¿A usted lo han amigueado? Es una experiencia medio divertida y algo sui generis.
Sólo hay que darse una vuelta por algún centro comercial o supermercado el fin de semana. Mientras usted camina por ahí sin hacerle daño a nadie, de repente lo aborda un individuo -por lo regular un jovencito entusiasta- que sin empacho saluda:
-Hola amigo -así sin signos de admiración.
¿Amigo? se pregunta uno temiendo que la edad esté empezando a cobrar cuentas pendientes, entre ellas a restarle eficiencia a la memoria. ¿Pues de dónde nos conocemos o me estará confundiendo?
Todavía no termina uno de hacerse las preguntas -será un pariente, será amigo de la Cuquis, será mi hijo, será un asalto- cuando el susodicho comienza a bombardear sin clemencia:
-¿Qué tarjeta manejas? ¿a cuánto ascienden tus ingresos? ¿traes tu credencial para votar? ¿me prestas un comprobante de domicilio?
Acto seguido le recorre a uno un toque frío de pies a cabeza... "¡Chin!, ya me cayó Hacienda y este es uno de sus emisarios. De seguro es la nueva modalidad: Auditoría en el Super".
Pero momento. No puede ser posible... cuando uno empieza a razonar y a repasar mentalmente si ha hecho a tiempo todas sus declaraciones, el muchacho que no ha parado de hablar y de decir "amigo" para todo, esboza una sonrisa como si nos hubiera caído en alguna movida y da la siguiente explicación:
-Sólo necesito un comprobante de domicilio para hacer el trámite.
En este punto ya uno está en posibilidades de contraatacar al rapaz.
-A ver ¿para qué quieres mi credencial y mi comprobante de ingresos? ¿Piensas que salgo de compras con toda mi papelería oficial o que ando cargando comprobantes de ingresos por si se ofrece? ¿Cuál es el mentado trámite?
-Para tramitarle su tarjeta de crédito.
-¿Pues qué, traigo un letrero que dice: quiero una tarjeta de crédito?
Entonces el jovencito se ofende y comienza a decir cualquier cosa, eso sí poniendo "amigo" después de cada palabra que termine en vocal.
No sé en dónde aprenderán eso los supervisores y gerentes que tienen a su cargo la fuerza de ventas. Porque estoy seguro que no es por iniciativa propia que los vendedores de tarjetas de crédito usan esos guiones. Alguien les dice que digan eso.
Obviamente es una manera muy ineficaz de abordar a los clientes. Amiguearlos y tutearlos sólo refuerza las barreras de comunicación en lugar de -como supongo creen- eliminarlas. En general todo el numerito -o sales call si le quieren llamar- es un ejemplo de cómo perder a un cliente potencial en tres minutos, amigo.